A lo largo de este curso, además de nuestra oración mensual, nos hemos ido reuniendo una vez al mes para compartir la fe, seguir temas de formación y acompañarnos mutuamente en el camino del discipulado. Todos los cristianos necesitamos una comunidad de referencia donde podamos abrirnos y experimentar la cercanía y la luz que nos dan los hermanos y hermanas.
Gracias, Señor, por el don de esta pequeña fraternidad que formamos.
En los últimos dos cursos hemos estado enfatizando la necesidad de orar juntos ante el Señor. Esto se ha concretado en nuestra oración-adoración mensual, los primeros jueves del mes, que abrimos a toda la comunidad del Espíritu Santo, nuestra iglesia.
Estar a los pies de Jesús es imprescindible si queremos crecer en la fe, el amor y la esperanza. Pero, a la vez, es el momento en el que hemos de volcar nuestros intentos por llevar una vida de oración personal y familiar. No es fácil, en este mundo de tanto ruido y ventanas abiertas en el que vivimos.
Marta y María: he ahí el gran reto de nuestra vida, la tensión permanente entre acción y contemplación, compromiso y oración.
Este Adviento, en medio de una situación marcada por la emergencia climática, la guerra de Ucrania y la crisis energética y económica que esta ha provocado, miramos a Jesús confiados y en actitud de intercesión por el mundo entero.
Nombre raro… Pero que indica algo importante que la Iglesia quiere recuperar: una mayor participación de todos los cristianos en el discernimiento de lo que el Espíritu de Jesús nos indica en este siglo XXI y cómo llevarlo a cabo.
Hemos seguido la fase diocesana a lo largo de varias reuniones. He aquí nuestros conclusiones:
Terminada (¿?) la parte más dura de la pandemia, empezamos a ver la luz al final del túnel.
Para este nuevo curso que comenzamos, crecidos ya nuestros hijos y comenzando a encontrar sus espacios eclesiales propios (Acción Católica, JOC, Movimiento Calasanz…), nos centramos cada vez más en nosotros mismos. Somos, definitivamente, un grupo de fe adulto. Y, para ello, volvemos la vista a lo que era la primitiva comunidad cristiana:
Hechos 2:42-47
Acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones.
Todos estaban asombrados por los muchos prodigios y señales que realizaban los apóstoles.
Todos los creyentes estaban juntos y tenían todo en común: vendían sus propiedades y posesiones, y compartían sus bienes entre sí según la necesidad de cada uno.
No dejaban de reunirse en el Templo ni un solo día. De casa en casa partían el pan y compartían la comida con alegría y generosidad, alabando a Dios y disfrutando de la estimación general del pueblo. Y cada día el Señor añadía al grupo los que iban siendo salvos.
He aquí lo que consideramos que son los cuatro ejes de nuestro pequeño grupo y que vamos a intentar vivir más en este curso:
Estamos en plena pandemia, obligados al confinamiento en nuestras casas, y en plena Semana Santa. En las últimas semanas hemos tenido varias reuniones mediante videoconferencia por Skype. Hoy hemos querido hacer el viacrucis juntos por este medio.
Vivimos momentos muy duros para nosotros, nuestras familias y el mundo entero. Ninguno está indemne; todos sabemos de algún amigo que ha perdido a algún familiar, cuando no somos nosotros mismos quienes tenemos algún familiar lejano que ha sido víctima del Covid-19.
En medio de todo esto nos preguntamos: ¿qué hacer? ¿Cómo ayudar? Varios nos encontramos teletrabajando, atendiendo a los chicos de nuestros colegios, otros siguen teniendo que acudir a su oficina, a reparar aerogeneradores o a patrullar con su unidad militar. Nuestros hijos están todos estudiando desde casa…
Algunos escribimos algo especial en estos días. Muy importante el wasapostolado que todos realizamos para llevar alegría, para estar en contacto con nuestros amigos y con la gente de la parroquia, con quienes compartimos esperanzas y luces en una especie de ciberiglesia. Además, estamos presentes a las necesidades de nuestros vecinos. O cantamos todos los días después del aplauso general de las 8 de la tarde a los sanitarios y el resto de profesionales que mantienen funcionando el país. Van a llegar momentos de compartir nuestros bienes, de dar apoyo económico a los azotados por la crisis económica que va a seguir a la pandemia…
Y, ante todo, rezamos por el mundo entero. De allí que hoy hayamos querido acompañar juntos al Señor en el camino de la cruz. ¡Te adoramos, Cristo, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo!
Como Manolo Liarte, nuestro sacerdote, nació un 29 de febrero, y no es fácil celebrarlo, hemos querido hacerle una fiesta junto con toda nuestra comunidad del Espíritu Santo, de la parroquia de San Andrés.
Manolo, te queremos mucho. Eres un sacerdote que mueve nuestras mentes y nuestras emociones con tus homilías, que te salen del alma y, sobre todo, de ese gran corazón que tú tienes. Que el Señor te bendiga y te siga dando salud y fuerzas para servir a su pueblo, esta pequeña comunidad que peregrina en el barrio del Actur de Zaragoza.
Hay meses en los que nuestra «noche de comunidad» la realizamos en alguna de nuestras casas, pues no somos muchos y, a veces, la iglesia está muy fría en estos meses de invierno.
A lo largo de este curso seguimos usando el libro «Grupos de Jesús», y estamos intentando participar un poco más en la red de estos grupos que coordina la editorial PPC. Nos aporta una catequesis continua que agradecemos.
Acabamos de comenzar el 2020. ¡Que el Señor nos guíe y nos acompañe en este año y esta década que se inician llenos de promesas y retos!
La colonia familiar de los últimos años se ha convertido este verano en una convivencia de unos días en Moncófar, Castellón. Tres días de hablar, jugar, pasarlo bien en la playa, descansar y orar juntos. Las circunstancias familiares de algunos de nosotros no han sido fáciles este último curso. Ponemos todo en las manos del Señor y buscamos el calor de los hermanos, que nos ayudan a caminar.
Ya se ha convertido en una tradición que nuestra Comunidad del Espíritu Santo de la parroquia del Actur tenga una fiesta previa a la Navidad donde poder felicitarnos y compartir un momento de alegría.
Este año ha sido espectacular, porque muchos de los grupos han hecho una labor estupenda, ¡sin dejar de mencionar a nuestro sacerdote, Manolo Liarte, que siempre es la caña!
Nosotros hemos cantado un villancico nuevo titulado Feliz Navidad se escribe con «fe», con la ayuda de José Antonio y Clemente, de nuestro coro.
¡Gracias a todos y todas, hermanos! ¡Feliz Navidad!
Durante catorce trece años hemos llevado a cabo este servicio tan necesario de adaptar el evangelio a los más pequeños, involucrando a nuestros chavales. Este modelo de misa «familiar» entra en conflicto con el modelo litúrgico de la «misa de niños», donde las homilías se convierten en predicaciones específicas para los niños, sin apenas atención a los adultos y los jóvenes. Nos esforzamos por mantener esta alternativa, pero el estilo de nuestra comunidad ha cambiado mucho y, poco a poco, se va imponiendo la misa de niños. Lo sentimos. Seguiremos allí, ofreciendo nuestro apoyo cuando nos lo pidan, como lo hemos hecho hoy, fiesta de Cristo Rey, con la ayuda de algunos de nuestros chavales.
Parroquia de San Andrés- Comunidad del Espíritu Santo – Actur, Zaragoza