Como colofón de este último curso hemos realizado, como viene siendo ya una tradición, una excursión a Villamayor. Este año nos acompaño nuestro gran amigo y sacerdote David.
Primero hicimos una reflexión común del curso, separándonos a los adultos de los niños (o jóvenes) y cada uno haciendo cuenta de lo que ha pasado en el curso y lo que podríamos hacer en el siguiente. Después todos juntos de nuevo hicimos un gesto: cada uno somos una piedra que ha de construir lo que será el nuevo curso.
Y finalmente una cena compartida. Compuesta de lo que cada uno iba aportando.