La colonia familiar de los últimos años se ha convertido este verano en una convivencia de unos días en Moncófar, Castellón. Tres días de hablar, jugar, pasarlo bien en la playa, descansar y orar juntos. Las circunstancias familiares de algunos de nosotros no han sido fáciles este último curso. Ponemos todo en las manos del Señor y buscamos el calor de los hermanos, que nos ayudan a caminar.
Hemos vuelto a Sariñena para hacer una convivencia de tres días escasos pero llenos de alegría, oración y fraternidad.
He aquí el testimonio de nuestro paseo por La Laguna de Sariñena, donde hemos visto algunas aves maravillosas, los ratos de juegos nocturnos, la barbacoa a pesar del fresco aún invernal, la misa con la comunidad parroquial…
Como es tradición, Uni2aJesús hemos realizado un fin de semana de convivencias. Este año repetimos Sariñena.
Hacia las ochco partimos rumbo al hotel. Llegamos, nos instalamos , cenamos y nos fuimos a dar un paseo por el pueblo aprovechando el buen tiempo. A la mañana del día siguiente (sin haber dormido mucho) visitamos al amable tonelero del pueblo que nos explicó su oficio y también las herramientas que usaron ¡más de cuatro generaciones! A continuación visitamos fugazmente «el arca de Noe» de Simoné, cerca de la Laguna, pero el Cierzo no nos dejó descansar ni un segundo y tuvimos que cancelar el paseo por la laguna. Volvimos al hotel, y allí en un pequeño jardín organizamos una barbacoa de las que no se olvidan. Gracias de nuevo a nuestro amigo el cierzo, se fué la luz en la iglesia del pueblo y animamos la misa a oscuras. Por la noche nos echamos unas risas con «Furor».
El domingo, como colofón final, la visita a la Cartuja de los Monegros. Y así, mientras guardamos las maletas, los sacos, juegos de mesa y demás en el coche prometemos a Sariñena: el año que viene más y mejor. 🙂
Como colofón de este último curso hemos realizado, como viene siendo ya una tradición, una excursión a Villamayor. Este año nos acompaño nuestro gran amigo y sacerdote David.
Primero hicimos una reflexión común del curso, separándonos a los adultos de los niños (o jóvenes) y cada uno haciendo cuenta de lo que ha pasado en el curso y lo que podríamos hacer en el siguiente. Después todos juntos de nuevo hicimos un gesto: cada uno somos una piedra que ha de construir lo que será el nuevo curso.
Y finalmente una cena compartida. Compuesta de lo que cada uno iba aportando.
Como colofón a nuestro curos, hemos ido todos a la Cartuja de Aula Dei donde, desde hace dos años, tras marchar los cartujos, viven un grupo de familias pertenecientes a la comunidad cristiana «Chemin Neuf». Con ellos hemos participado en la eucaristía y hemos copartido la mesa y un encuentro entre las familias. Ha sido fantástico oírles cantar, ver las pinturas de Goya y escuchar sus testimonios. ¡Gracias por vuestro ejemplo de vida comunitaria, sencillez y oración! ¡Gracias por vuestra acogida!
Cada grupo tiene su «Tabor», su monte de la Transfiguración, donde ha tenido experiencias felices y armoniosas… Hemos vuelto a nuestro Tabor, a revivir algunas de las memorias de los últimos años, todavía tocados por la ausencia de José Ángel, que estaba con nosotros, no obstante, de otra manera, en la comunión de los santos.
Aratorés ha tenido otro sabor, pues José Ángel no ha podido subir con nosotros, pero ha estado presente espiritualmente mientras teníamos este fin de semana de convivencia. ¡Lo hemos pasado fenomenal! ¡Qué hermoso -dicen los salmos- que los hermanos se quieran!
¡De nuevo en Aratorés! Esta vez hemos ido con más gente de la comunidad y estábamos el sábado 35 personas, incluyendo a José Ángel, nuestro sacerdote, y miembros de nuestra comunidad del Espíritu Santo. La mañana del sábado fuimos a Candanchú. Pero por la tarde, como nos llovió, en vez de una caminata hicimos imágenes con «pissla», unas cuentas de plástico que se planchan y forman posavasos o piezas así que cada uno regaló en la eucaristía final a su «amigo invisible». ¡Estábamos de 4 a 70 años haciendo manualidades!
La mañana del domingo caminamos por el Camino de Santiago hacia Castiello de Jaca y luego tuvimos la eucaristía.
¡Gracias, Señor, por nuestra comunidad!
Hacía tiempo que acariciábamos la idea de pasar un fin de semana juntos para convivir, orar y disfrutar de la naturaleza. Es lo que hemos hecho en Aratorés (Huesca) en el albergue que tienen allí los escolapios. Hemos disfrutado de lo lindo de este valle del Aragón, de la nieve de Candanchú y de la amistad y el cariño de nuestros hermanos y hermanas de la Comunidad del Espíritu Santo. ¡Que vengan muchas así!
Parroquia de San Andrés- Comunidad del Espíritu Santo – Actur, Zaragoza