Mantener las brasas encendidas

Año tras año, seguimos caminando como pequeña comunidad. Antes acompañábamos a nuestros hijos en procesos de acompañamiento en la fe; hoy ya son mayores y van decidiendo por sí mismos. Pero nosotros seguimos aquí, al pie del cañón, orando y creciendo, manteniendo las brasas encendidas.

Juntos somos más, somos mejores, es más fácil vivir desde el evangelio. Juntos oramos, juntos compartimos el gran regalo evangélico de la fraternidad.